EL
QUE QUIERA SER GRANDE
El
mundo de hoy sólo acepta a los "grandes", a los mejores, a los
primeros en el ámbito económico. Se ve también en los jóvenes, cómo ansían
tener lo mejor del momento, aunque no les falte nada o lo tengan todo. Esto ha
provocado que el hombre se olvide de su dignidad, de que está hecho para
conseguir ideales más grandes, que un poco de gloria, por tener abundantes
riquezas, no pueden dar.
Así
es nuestro mundo, o mejor así hemos hecho nuestro mundo. Pero la realidad de
Dios es otra. Es opuesta a los criterios del mundo. Cristo nos dice que si
queremos ser los primeros seamos los últimos, y si queremos ser los más grandes
sirvamos a todos. Lo que más vale en el hombre es su vida interior, sus
virtudes, su voluntad, y no cuánto tiene o posee.
Por
eso los más grandes en el Reino de los Cielos son los que son como niños,
porque Dios ama a los pequeños de espíritu. ¿Cómo podemos hacernos niños ante
Dios? La solución es sencilla, pero muy difícil por lo que significa para cada
persona. Hay que ser humildes a ejemplo de Cristo, que supo decir que sí a lo
que el Padre le pedía aun cuando le costase muchísimo.
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